II CONGRESO DE BONSAI NIEMEYER



En el viaje nos quedamos a comer en Castro Urdiales. Es una localidad mágica para mi. La luz y el color lo invaden todo. Sino mirar las dos barquitas, son pequeñas, pero grandes por su sencillez, luminosidad y color.
Os preguntareis el porque de las pequeñas barcas, fueron el complemento ideal, para un buen día.
Lo mismo que la Expo de Avilés, me dedique a mirar los complementos que cada uno había seleccionado para su exposición, y que querían expresar con ellos.
El observar el trabajo de los demás en las exposiciones, es muy enriquecedor, porque tanto aprendes de lo que te gusta, como de lo que no te gusta. Por lo tanto es positivo.












                                       Pasarela para acceder al Centro Niemeyer












 




























 


















































 
 
 
 
 
 
 
 





































                                                    Al mediodía, un buen pote asturiano.



                   Lo mejor del Congresos, es poder compartir un buen rato con los amigos.

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